Les había escrito de puño y letra totalmente desesperado una carta a las monjas carmelitas.
Tal vez con la intención de que el rezo de las monjitas lo ayudaran a vencer al Satanás engendrado en cada uno de todos los que de alguna manera (directa o indirectamente ) estábamos a favor de la sanción de la ley del matrimonio homosexual.
Lo que me llamó la atención es que el monseñor sin saber lo que es convivir con el amor , (me refiero al amor carnal que pueden manifestarse los hombres unos a otros sean homosexuales o heterosexuales) le daba rienda suelta a su lengua porque, la misma lengua que ahora se la han comido los ratoncitos y que le impedirían dar cuenta de sus fechorías del pasado genocida y dictatorial escupía hiel para presagiar las catástrofes que nos sobrevendrían de constituirse familias alejadas de ese concepto triangular de padre, madre, hijo,.
Como si esa familia tan defendida por el monseñor no fuera la proveedora de padres abandónicos que no solo se olvidan de sus hijos sino que los destinan a una muerte segura al negarles la cuota alimentaria .
O de madres pérfidas que pueden desprenderse de los hijos como quien se desprende de una camiseta o de una bombacha.
Por los resultados logrados no solo los rezos de las monjitas resultaron estériles sino que además hasta el Espíritu Santo se olvidó de bajar hasta el Senado para iluminar a los senadores y según mi interpretación (obvio) el Dios Padre lo escarmentó a este pecador con sotana al ponerse del lado del amor y de la maduración humana capaz de encontrar en el otro a un ser humano dotado de inteligencia, de voluntad y de deseos de dar amor a otro ser humano.
Porque el amor es simplemente amor.
Y el amor es proteger, cuidar, amparar, acariciar….
Sentimientos y afectos que pueden ser ofrecidos por seres humanos de un mismo sexo o de sexos distintos.
Eso es lo que al parecer el Dios Creador le quiso hacer entender a este cura que tiene el culo sucio .
Y es en este punto que quiero hacer el “parate”.
Porque el monseñor que no se cansa de hablar de reconciliación y de perdón resulta ser que se niega a hablar cuando debiera hacerlo.
Es decir debiera presentarse a la citación de la justicia y ratificar con los actos lo que con su lengua predica y pregona.
Pero, al parecer o tiene miedo o el culo sucio o los ratoncitos le comieron su afilada lengua.
Cierta vez , el monseñor hablaba de reconciliarnos y perdonarnos.
Y recuerdo también que yo le preguntaba:
¿Reconciliarnos con quién o con quiénes?
Ha pasado el tiempo y con el tiempo podría agregar a la contestación de entonces :
¿Con seres como vos que habiendo sido citado a declarar como testigo por el secuestro de dos jesuitas que pertenecían a tu congregación te negaste a concurrir amparándote en tus PRIVILEGIOS ?
¿Con seres como vos que desamparaste a tus hermanos que además de ser tus hermanos estaban bajo tu cuidado y protección?
Como Jefe de la Iglesia Argentina has dado muestras de ser un mal ejemplo.
¿No te parece Jorge Bergoglio?
Hasta la Victoria Siempre
AMÉN
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