Parece ser que Pedro García Caffi es de esos personajes que disfruta dándole espacio en lo que es pertenencia del pueblo a sus amigas de la farándula como resultara el caso de la conocida gorila Mirta Legrand que sin que se le moviera un pelo de su estirado y prefabricado peinado ni se le cayera la cara de vergüenza desfachatadamente celebrara el 42 aniversario de su pedorro programa en nuestro Coliseo.
Porque si el Teatro Colón le pertenece a todos los ciudadanos me pregunto: ¿Cómo es posible que tanto el cuestionado García Caffi como el procesado jefe de la ciudad de Bs As dispongan del mismo para lamerle el culo a la vieja de los almuerzos y de paso transformar el espacio en un restaurante en el que, gracias al acomodo y obsecuencia hacia determinados políticos es posible recibir aplausos por hacer uso y abuso de los lugares que son de todos los que habitamos el suelo de la Patria mientras que se sanciona a los que trabajan en el mismo y hacen de su trabajo su medio de subsistencia?
Han sido llamados “cuasimafiosos” por un inepto que ignora el significado de lo que gestionar como así también desconoce el significado de la palabra respeto por el trabajador, ser humano, hombre que pone el arte al servicio de la población para que dicho arte impregne con su belleza los días de cada uno de los que solemos sentir la música y vivir al teatro y a sus artistas sin la necesidad de que una vieja acomodada y servil a la más repugnante derecha tenga el atrevimiento de manifestar que la “idea” de tal atropello a la dignidad del ciudadano tiene como fin que los mismos puedan conocer el Colón a través de su programa.
Este sentido elitista y esta vulgar vanidad de la vieja de los almuerzos no solo deja al descubierto y en carne viva lo que una parte de la sociedad argentina es capaz de aceptar agachando la cabeza sino que pone de relieve el escaso valor que muchos de nosotros le asignamos en nuestra vida y en nuestra cultura al arte.
Ni cuasimafiosos ni piqueteros.
Tan solo trabajadores artistas en reclamo por reivindicaciones laborales y por el desempeño de su trabajo en condiciones dignas y seguras.
Realmente esta vieja amiga de represores debería instruirse un poco, tan solo para estar en conocimiento de que los integrantes del pueblo no necesitamos de un programa televisivo realizado en un edificio histórico para conocer al Teatro Colón.
El mencionado Coliseo no solo es el ámbito en el cual muchos de nosotros nos hemos nutrido sino que además hemos crecido artísticamente sentados en sus butacas o parados en los distintos lugares desde los cuales aplaudiendo al arte hemos reverenciado al artista y no hemos caído en la indignidad de besarle el culo a los mafiosos que se atreven con los trabajadores y se burlan del trabajo.
Hasta la Victoria Siempre.
AMÉN
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