miércoles, 14 de marzo de 2012

Memorias de una profesora "subversiva":"La señora Gloria"




No había duda alguna que estaba en la escuela porque sus tacos pegando contra el cemento del corredor sobre el que daban las aulas anunciaban su presencia.
En aquella época, la Escuela Nº 17 de Loma Verde compartía edificio con la E.E.M.Nº 6 , en realidad le prestaba las aulas para que allí funcionara la escuela secundaria. Recuerdo a Ramón( el director de la secundaria) durmiendo en el interior de su auto (que estacionaba en el descampado que estaba detrás de la escuela)mientras esperaba que termináramos las maestras de trabajar y así empezar él su tarea-
Solíamos acercarnos para verlo dormir porque hasta roncaba como si estuviera en su propia cama y con la boca abierta.
Ramón estaba agotado.
Supongo que el agotamiento era común en los profesores porque en los tiempos en que a Ramón lo vencía el cansancio mientras esperaba que despidiéramos a los alumnos de la primaria para dar comienzo con el turno vespertino,.los profesores aún no habían logrado la concentración horaria por lo que ir de un lugar a otro dando clases con tal de juntar un sueldo con el que sobrevivir todo el mes era moneda corriente entre quienes se ganaban la vida trabajando con adolescentes o con adultos.
Ya está Ramón roncando en su auto, nos alertaba la señora Gloria y para nosotras era algo así como una invitación a apresurarnos para dejarle el lugar y formar a los alumnos y arriar la bandera y despedirnos hasta el día siguiente
La señora Gloria siempre se desplazaba en esos zapatos con taco aguja y el toc –toc – que hacían sobre el piso retumbaba en todo el corredor.
Aún después de tanto tiempo transcurrido aún golpea en mis oídos ese toc –toc - característico que hacía la señora Gloria para ir de un lado a otro de la escuela.
Porque además de ser muy coqueta se preocupaba mucho porque todo estuviera como debía estar.
Siempre maquillada, arreglada y con una presencia que despertaba la envidia de las otras directoras de escuelas primarias que no dejaban de criticarla.
Con el tiempo la criticaron más porque la señora Gloria llegó a ser Secretaria de Inspección y más tarde asesora en la Dirección de Escuelas.
No se salvó de las lenguas viperinas de sus compañeras de trabajo pero para mi fue no solo una gran directora sino un excelente ser humano
Cuando se fue a trabajar a La Plata y María del Carmen Pelachi (la hermana del comisario Pelachi) quedó en su lugar o en su reemplazo no volví a saber de ella.
De ahí en más le perdí el rastro.
El guardapolvo blanco siempre almidonado y siempre impecable han quedado esculpidos en mis recuerdos cuando como maestra suplente trabajaba en la escuela Nº 17.
Eran tiempos difíciles.
Salíamos recién de la dictadura y teníamos grabada en la retina los autos Falcon sin matrícula que solían estacionar en las puertas de las escuelas para levantar maestras porque alguna alcahueta de las que siempre existieron entre las docentes la había señalado
Las “cantadas” que colaboraron a llevarse tantos compañeros y compañeras de las aulas como también alumnos no daban aún espacio a que la confianza se reinstalara entre el personal y los padres .
La desconfianza se paseaba por el patio central hacia el cual daban todas las aulas mientras la portera cocinaba para las maestras que se quedaban a realizar doble turno al mismo tiempo que el perfume a orégano se filtraba cuando ya despedíamos al turno mañana para dar entrada al turno tarde.
Eran tiempos en que la Guerra de las Malvinas se había llevado a muchos hombres del barrio y el luto y el dolor y las lágrimas había envuelto a toda Loma Verde tras el hundimiento del General Belgrano
Recuerdo el año 1983, un año particularmente muy difícil para mi a nivel familiar .
El padre de mis hijos como consecuencia de las palizas y maltratos sufridos en el pozo de Quilmes había sido intervenido por las continuas hemorragias intestinales entrando en un coma y quedando internado en terapia intensiva en la Clínica Espora.
Durante todo ese tiempo, la señora Gloria venía a hacerme compañía y a reconfortarme A veces golpeaba la puerta de la habitación y juntas nos íbamos a la sala de espera a conversar un rato hasta que comenzaba a caer la noche y entonces se iba porque al otro día tenía que trabajar.
Por eso es que para mi fue un ser humano excepcional y por ello la recuerdo.
Quiero recordarla así.
El tiempo es como si se hubiera detenido en aquél entonces y es la imágen que guardé en el interior del laberinto que es mi corazón.
La señora Gloria siempre se daba una vuelta por la cocina y hasta probaba la comida y controlaba que las ollas y las jarras estuvieran en condiciones de higiene.
Es una obsesiva, solíamos comentar entre nosotras.
Con el tiempo aprendí que lo que nosotros llamábamos obsesión tenía otro nombre.
Responsabilidad
La Juliano o la Tortorelli de Lorenzo (que eran las Inspectoras de aquellos tiempos) solían aparecerse por las escuelas para inspeccionar si se cumplían las directivas emanadas de la superioridad y si las maestras cumplíamos con la obsecuencia debida que se imponía desde arriba hacia abajo.
La verticalidad reinaba entonces y apartarse de ella traía sus consecuencias.
Para mi fue una hermosa experiencia trabajar en la Escuela Nº 17, una escuela que quedó prendida en mi corazón como los claveles del aire sobre las ramas de los árboles así que cuando terminé la carrera en Ciencias de la Educación regresé a la escuela como profesora y Ramón pasó a ser mi Director
La señora Gloria tenía por costumbre llamarnos a su despacho y supervisar nuestras carpetas didácticas .Seguía de cerca las clases, seguía de cerca las ausencias de los alumnos , seguía de cerca los problemas de los educandos y de los maestros
Es así como recuerdo a la señora Gloria porque personalmente me permitió trabajar sin temor y con deseos de aprender de quien está al frente de una escuela no para imponer su voluntad en forma caprichosa sino para compartir momentos y hacer de la escuela y de las aulas un lugar de encuentro
Un día la señora Gloria se enojó muchísimo con nosotras.
Realmente por hacernos las graciosas se nos fue la mano y pasamos ese límite que la convivencia y el respeto imponen entre los que trabajan con alegría.
Tal vez para justificar la macana que nos mandamos pueda ensayar alguna disculpa amparándonos en nuestra juventud que solía ser muy transgresora porque así vivíamos o al menos así habíamos vivido para sobrevivir a los dictadores y a los secuestros y a las desapariciones forzadas.
Cerca de la escuela Nº 17 y rodeándola habían entonces muchos árboles de una planta que nosotros conocíamos con el nombre de Planta del Burrito.
Con las hojas, y para ahorrar, las porteras nos preparaban un té riquísimo que repartían calentito en invierno y frío en verano en esas jarras de aluminio que el Consejo Escolar proveía a las Escuelas que tenían comedor o daban la merienda.
Y la Escuela Nº 17 no solo tenía la merienda sino que además tenía escuela de verano en la que también trabajé junto a otras maestras como María del Carmen Gurtubay ( que con el tiempo llegó a ser Inspectora y dejó de ser dueña de una escuela privada en Longchamps de la que era propietaria junto a su hermano José Luis que también llegó a ser Inspector) y que en aquellos tiempos era una maestra jardinera que aportaba al cancionero escolar las canciones que se cantaban en los jardines de infantes.
Recuerdo particularmente una canción que decía:”Una mañana de junio al abrir yo mi ventana vi un barrilete celeste sentadito en mi ventana....”
La cuestión es que había llegado el verano o al menos habían llegado los días en los que ya las maestras nos dedicábamos a tareas administrativas.
Esa tarde había llegado la inspectora a supervisar el servicio educativo.
La portera vino a avisarnos que no se podía ir al despacho de la Señora Gloria porque estaba con la mandamás del sistema educativo y nos mandaba decir que nos dedicáramos a tomar té de burrito mientras ella atendía a su superior jerárquico.
Hacía mucho calor y como ya dije éramos muy jóvenes y muy transgresoras así que no se nos ocurrió mejor idea que vaciar dos vasos de cerveza en la jarra en que la portera debía llevar el te de burrito para la Inspectora y para la Directora.
Que como entró la cerveza en la escuela?
De la misma manera que durante la dictadura hacíamos entrar los volantes con las fechas en que nos concentrábamos para ir a protestar frente a la estación Adrogué o como entraban las listas con los nombres de los maestros que no llegaban a las escuelas o como entraba la información de las escuelas que eran vigiladas por los autos Falcon o como llegaban los horarios de los días en que nos reuníamos en el local de Lauberer para organizarnos gremialmente-
No recuerdo haber visto entre los pocos maestros que nos animábamos a desafiar a la dictadura a gremialistas que hoy por ejemplo ocupan cargos en el Consejo Escolar de Alte Brown y que se la dan de militantes sin haber practicado la militancia sin haber expuesto el pellejo y sin tener la menor idea de la forma en que intentábamos organizarnos para protegernos porque ya habían comenzado a desaparecer compañeras
En fin, el tema da para otro día.
La cuestión es que ni la portera se enteró que transportaba un te de burrito muy particular con el que nosotras queríamos “agasajar” a la Inspectora porque (al menos en aquellos tiempos) las Inspectoras solo sabían de denuncias, sumarios e investigaciones que practicaban con los maestros que no eran serviles al sistema y que no formaban parte del redil de ovejas .
Recuerdo a una Inspectora , una tal Pety Moraza que me quería iniciar un sumario porque yo había manifestado en la escuela que dejaran de joderme y que si lo hacían me iba a defender con uñas y dientes.
Una alcahueta me había denunciada espantada por la palabra joder emitida frente a la Directora y ahí no más la Pety Moraza me citó para iniciar la investigación.
Si mal no recuerdo también la saqué cagando, porque nunca he tenido muchas contemplaciones con las buchonas
Siguiendo con el tema de la jarra de te de burrito con cerveza.
Lo divertido fue que la inspectora se mandó el té con cerveza bien fresquita y según supimos luego, le dio al pico porque al parecer el te de burrito le había agradado al punto de repetir tres veces el vaso que estaba destinado a los supervisores(es decir de vidrio no de aluminio) ponderando el gustito amargo y exquisito del té-
La señora Gloria que no vivía en un termo como muchas directoras de entonces se dio cuenta de lo que habíamos hecho
Lo que ocurrió después es otra historia.
Lo que no quiero dejar de recordar es que cuando la reunión en el despacho terminó, nosotros notamos que la Inspectora estaba más alegre que de costumbre
Cantando alegremente salía la Inspectora y junto a ella la cara de culo de la señora Gloria y las miradas de fuego que nos quemaban como flechas envenenadas se han quedado conmigo desde entonces y después de más de treinta años (cuando ya nadie puede hacerme un sumario por alentar a mis compañeras a contrariar las disposiciones del Estatuto del Docente) recuerdo el episodio porque es como una forma de reirme de los tiranos que nos llevaron a los pozos, de las supervisoras lameculos del sistema y tal vez una manera de homenajear a tantas compañeras que pasaron por la s escuelas y que por haber sido delatadas jamás volvieron para compartir las fiestas de cierre de ciclo , la entrega de medallas a los mejores alumnos y mejores compañeros y paladear junto a nosotras el te de burrito
A la salud de esas compañeras y compañeros a los que estoy segura que algún día los volveré a encontrar para abrazarlos.
Nunca los olvidé.
La señora Gloria tampoco.

Hasta la Victoria Siempre

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