sábado, 6 de octubre de 2012

Carlos Pagni: Que sepan hoy los indignos que este pueblo ha de defender la DEMOCRACIA




Leía lo escrito por el procesado Carlos Pagni en el diario de los Mitre y posiblemente porque interpreto que  manifiesta la intención de incitar a apoyar a los sublevados que armados hasta los dientes y rompiendo la cadena de mandos  y alzándose contra la instituciones  tienen en vilo a la población desconociendo la  LEY ORGÁNICA 19349 a la que están sujetos como miembros de las Fuerzas de Seguridad, es que me permito opinar  haciendo uso de mi derecho a expresar mi REPUDIO a todo acto intimidatorio que conlleve  un ataque a la DEMOCRACIA y que muchos sujetos como Pagini o como quienes le pagan  aprovechan para provocar el caos, amedrentar a la población y  mafiosamente mandarle mensajes  intimidatorios a la Primera Magistrada  bajo  la forma de artículos  que sacando de contexto palabras del discurso pronunciado por el General Perón  el 17 de Octubre de 1945 parecieran querer presionar a la mujer a la que este sujeto investigado por la Justicia por espionje no deja de acosar cada día de los que toma la pluma  para denigrarla, faltarle el respeto y burlarse de su condición de mujer.
Entonces, dado que el señor Pagni descontextualiza las palabras del General  me permito poner a disposición de los lectores la totalidad del discurso pronunciado aquél 17 de octubre de 1945 con el fin de que saquen sus propias conclusiones, tomen conciencia de la calaña del sujeto en cuestión y entiendan los motivos por los cuales la Justicia lo ha procesado .
Si hay que luchar, lucharemos.si hay que hacerle frente a estos especialistas en incitar a la violencia y a la desinformación  intentando formar conceptos erróneos  con fines espúreos y golpistas les haremos frente.
Que sepa el señor Pagni y que sepan los Mitre que con la DEMOCRACIA NO SE JODE y que a la PRESIDENTA SE LA RESPETA Y NO SE LA TOCA.
Hasta la Victoria Siemprede 1945 - Plaza de Mayo
Trabajadores: 17 de octubre de 1945 – Plaza de Mayo
Trabajadores:

Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del ejército. Con ello he renunciado voluntariamente, al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el Coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino.
Dejo el honroso uniforme que me entregó la patria, para vestir la casaca del civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la patria. Por eso doy mi abrazo final a esa institución que es un puntal de la patria: el ejército. Y doy también el primer abrazo a esta masa, grandiosa, que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo. Esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la tierra madre, que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la patria. Es el mismo pueblo que en esta plaza pidió frente al Congreso que se respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo, que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni maldad humana que pueda estremecer este pueblo grandioso en sentimiento y en número.
Esta verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha ahora también para pedir a sus funcionarios que cumplan con su deber para llegar al derecho del verdadero pueblo.Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores.Siempre he sentido una enorme satisfacción , pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria.
Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo a quien yo sacrificara mis horas de día y de noche, había de traicionarme.Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien lo ayuda.. Por eso, señores, quiero en esta oportunidad, como simple ciudadano, mezclarme en esta masa sudorosa, estrecharla profundamente con mi corazón, como lo podría hacer con mi madre. (se refirió luego a la unión general y agregó) Que sea esa unidad indestructible e infinita, para que nuestro pueblo no solamente posea esa unidad, sino que también sepa dignamente defenderla. (Como se alzaran voces de la multitud, preguntándole dónde estuvo, añadió) Preguntan ustedes dónde estuve. Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones desde todas las extensiones de la patria 


Y ahora llega la hora, como siempre, para vuestro secretario de trabajo y previsión que fue y que seguirá luchando al lado vuestro por ver coronada esa era que es la ambición de mi vida que todos los trabajadores sean un poquito más felices
Ante tanta nueva insistencia les pido que no me pregunten ni me recuerden lo que hoy yo ya he olvidado. Porque los hombres que no son capaces de olvidar no merecen ser queridos y respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo. Dije que habia llegado la hora del consejo, y recuerden, trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa patria, en la unidad de todos los argentinos. Iremos diariamente incorporando a esta hermosa masa en movimiento cada uno de los tristes o descontentos, para que, mezclados a nosotros, tengan el mismo aspecto de masa hermosa y patriota que son ustedes.
Pido también a todos los trabajadores amigos que reciban con cariño este mi inmenso agradecimiento por las preocupaciones que todos han tenido por este humilde hombre que hoy les habla. Por eso hace poco les dije que los abrazaba como abrazaba a mi madre, porque ustedes han tenido los mismos dolores y los mismos pensamientos que mi pobre vieja había sentido en estos días.Esperemos que los días que vengan sean de paz y de construcción para la nación.

 Sé que se habían anunciado movimientos obreros, ya ahora, en este momento, no existe ninguna causa para ello. Por eso, les pido como un hermano mayor que retornen tranquilos a su trabajo, y piensen. Hoy les pido que retornen tranquilos a sus casas, y por esta única vez ya que no se los pude decir como secretario de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres que vienen del trabajo, que son la esperanza más cara de la patria.
Y he dejado deliberadamente para lo último el recomendarles que antes de abandonar esta magnífica asamblea lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que entre todos hay numerosas mujeres obreras, que han de ser protegidas aquí y en la vida por los mismos obreros.
Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos, porque quiero estar desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en estos días.



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