lunes, 24 de octubre de 2011

Condenados a morir asfixiados por la envidia



(Beatriz Sarlo y Luis Majul)

Decía Victor Hugo, novelista francés que:” La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos;los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.”
Y entonces cuando leo lo que Beatriz Sarlo y Luis Majul escriben en el diario La Nación tras la paliza que la presidenta propinara a través de los votos a ejemplares como estos dos resentidos, envidiosos y celosos de la gloria que nunca llegarán a poseer no se me ocurre nada mejor que expresar mi alegría por la VICTORIA lograda manifestando lo que siento por medio de la escritura.
Mi forma de militar o el lugar que en estos momentos de mi vida elijo para tomarme de la mano de los tantísimos argentinos que han decidido ayudar a empujar el carro que nos ha de llevar a una democracia soñada en aquellos días de adolescencia y juventud donde quedó atrapado el sueño de una Patria para todos.
Inclusiva, igualitaria y justa.
Y a diferencia de esta mujer rencorosa, que no sabe experimentar lo que es la alegría de los sueños logrados , me siento feliz.
Por mi, por mis hijos, por los hijos de mis hijos y por mis compañeros que no están conmigo para compartir este momento por el que dieron la vida, por el que fueron picaneados, por el que fueron arrojados de los aviones. Por el que fueron desaparecidos.
Despojada de su intelectualidad y en carne viva ha quedado expuesta Beatriz a los ojos del mundo como lo que en esencia es.
Es una mujer envidiosa que envidia lo que otra mujer puede lograr, es una mujer agobiada por el triunfo de una mujer cuyos logros la obsesionan, es una mujer que da (aunque ella lo niegue) muestras de una extrema tristeza por lo que no puede tener y quisiera tener.
No poder gozar de la alegría de los bellos momentos que la vida nos ofrece seguramente ha de ser una tragedia porque ser envidiosa, ser rencorosa, ser resentida es (para mi entender) una tragedia del alma humana incapaz de conmoverse con los logros de quienes sin estar están y sin poder hablar se expresan a través de nuestras palabras.
Y que decir de Majul.
Finalmente se cayó de la Cornisa y el golpe recibido es tan grande que su pequeñez de hombre solo le permite recurrir al arma que maneja a la perfección. Hablo de denostar, menospreciar y poner en duda la capacidad de quien muy a su pesar logró que el pueblo la abrazara, la mimara y la aplaudiera con los votos depositados en las urnas de la democracia.
Que ya no están guardadas.
Y que han hablado y han puesto las cosas en su lugar.
Condenados a morir asfixiados por su envidia.
Beatriz Sarlo y Luis Majul.
Y nosotros o al menos yo, feliz, muy feliz de poder vivir este momento compartiendo con tantos compañeros el haber alcanzado llevar a la realidad el sueño que parecía haber quedado atrapado en los pozos de la dictadura.

Hasta la Victoria Siempre.

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