Leía yo en esta mañana lluviosa el artículo que le publica a la Sarlo el diario La Nación.Lo hacía porque me había interesado en él a partir de un comentario realizado en un diario del que soy lectora y que seguramente no cuenta entre sus seguidores ni a los Macri, ni a los Duhalde ni a la mafia de la Mesa de Enlace(¿desaparecida en acción?)porque estos personajes al igual que la Sarlo tienen un común denominador: La envidia y el resentimiento.
Envidia porque alguien que ya no está entre los que caminamos el mundo no la deja vivir porque la obsesiona Muestra de ello es que desde que quien fuera presidente de los argentinos murió, su vida y su escritura no pueden dejar de rondar tras el eje imaginario de la envidia y el resentimiento.
En un laberinto sin salida se ha transformado su prosa y al parecer su vida por el ser humano al que califica como “El gran Muerto”.
No le es indiferente.
Este hombre que ya no vive no pasa desapercibido para su intelecto desorientado por el surgimiento del mito que la arrolla, la pisa, la voltea y la lleva como hoja prisionera del viento huracanado.
Envidia porque simbólicamente ella representa lo contrario de lo que representa el ausente que le produce una extraña sensación de desconcierto e inquietud, tanto que hasta le maneja la mano para hacerla escribir sobre él , para hacerla indagar en los rincones de la intimidad familiar del ausente para de algún modo entender lo que no entiende. No entiende como es posible que haya surgido un mito sin el consentimiento de su ego frustrado porque las cosas no se dan como ella quisiera que se dieran y porque finalmente la escritora, la intelectual, la ex – maoísta y ahora gorilona escritora de La Nación ha caído en las redes tejidas por el silencio de la muerte que no puede contestarle más que con el silencio que la desorienta, la desorbita, la enloquece y la vuelve envidiosa, resentida, rencorosa y atropellada en su afán por sepultar a un muerto que ha muerto para la militancia, para el peronismo pero que no ha muerto para ella.
Por eso lo resucita en cada palabra que escribe criticándolo y mofándose subliminalmente de los seres que por circunstancias de la vida sobrevivieron a ese ser que ya no está y que con su presencia le recuerda que quien recibe sus ataques ha dejado una huella en la tierra ….una huella llamada descendencia en el nombre de los hijos.
Y ha dejado una mujer que lo llora, que lo extraña y que lo recuerda.
¿Quién te recordará Beatriz cuando hayas partido de la tierra?
Tal vez esta pregunta que te hago te retumbe en las noches riéndose de ese resentimiento que se trasluce en tus palabras carentes de sentido, preñadas de odio hacia lo inexorable .
¿Qué es lo inexorable?
Lo inexorable es que a pesar de todos tus pronósticos y tus palabras intelectuales, mal que te pese ha nacido un mito.
Ya es imposible evitarlo.
Ya la noria de la vida no puede detenerse
Y no es simbólico…es la realidad que te pone frente a tu impotencia
Hasta la Victoria Siempre
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