Armaré el árbol de Navidad y lo llenaré de luces.
Y me sentaré a mirar como se prenden y apagan los farolitos.
Como estrellas o como luceros, como bichitos de luz que van y vienen.
Como lucecitas que se desprenden de las miles de velas con que la noche de Navidad se ilumina.
Al llegar las doce.
Y al sonar las campanas de la Iglesia de mi pueblo.
Entonces llegarán.
Se que han pasado los días y se han sucedido las noches.
Y se que se han cansado mis tiempos de esperar en vano a la vera del camino.
Y se han cerrado mis ojos a la desventura de no verlos y abrazarlos
Como entonces.
Y sucede que me invade esa sensación que primero fue extrañar y con el tiempo fue tristeza de extrañarlos.
De no verlos, de no saber donde encontrarlos, de no poder imaginar en que lugar del tiempo sus vidas, sus sueños, sus futuros quedaron .......
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