domingo, 29 de marzo de 2009

A 27 años de aquella guerra inventada por unos locos borrachos de locura genocida






MALVINAS

Será porque se acerca abril y con abril el otoño comienza a desnudar las ramas del plátano que durante el verano solía albergar gorriones y arrojar sombra sobre el patio de mi casa.
Será porque abril es sinónimo de Malvinas y de preñez en mi vientre de entonces.
Una preñez de siete meses que guardaba en mi útero a Javier.
Será porque mientras yo esperaba para traer un hijo a un mundo genocida .
Un mundo antropófago que sabía de deglutir a sus hijos.
Que sabía de desaparecerlos, de torturarlos, de secuestrarlos, de arrojarlos con vida a los brazos de los mares y los ríos.
Que sabía de enviarlos a morir como corderos al matadero en una guerra inventada por unos locos ególatras borrachos de locura .
Ellos, los Medios de Comunicación y muchos periodistas lamebotas se enrolaban en esa ceremonia secreta y perversa de ocultar lo que estaba sucediendo en la realidad que vivíamos en aquellos días del terrorismo estatal .
¿Nombrarlos?
¿Es que acaso hace falta mencionarlos cuando quedan expuestos al insistir en las mismas prácticas de entonces.?
No han perdido la costumbre y reinciden en la misma inmoralidad que los condenó por cómplices y lacayos de los genocidas.
Mientras otros periodistas desparecían y eran secuestrados y debían exiliarse.
Será porque se acerca abril y con abril 27 años de preñez me envuelven como saben envolver los brazos y los abrazos de ese hijo que vino al mundo en un País en guerra.
Una guerra de locos borrachos de locura y de desprecio por la vida de jóvenes conscriptos de 18 años cuyas madres debían ofrendar a una Patria sedienta de sangre.
¿Les habían preguntado a esas mujeres si estaban dispuestas al sacrificio de sus hijos?
¿Les habían preguntados a esos hijos si estaban dispuestos a ser sacrificados en una guerra inútil?
El 2 de abril de 1982 y con una panza de siete meses me enteraba que un comando de tropas especializadas había hecho pie en Puerto Argentino Capital de las Islas Malvinas.
Setenta y cuatro días después Mario Benjamín Menéndez se rendía como saben rendirse los cobardes.
Setenta y cuatro días después 649 ciudadanos habían muerto y 649 madres se habían quedado sin sus hijos.
Setenta y cuatro días después 649 cruces lloraban el nombre de cada muerto en un a guerra producto de la locura asesina de unos desgraciados borrachos de locura.
Setenta y cuatro días después mis brazos eran cuna para acunar en dulce sueño a mi Javier .
Y mientras yo acunaba y amamantaba , otras madres lloraban a sus hijos.
Era el grito del dolor abriendo con su grito el mismo vientre de la tierra de la patria.
Y eran los brazos tratando abrazar a esos hijos muertos tan lejos de las caricias de esas madres que en su grito intentaban rescatar de la muerte a tanto hijo en la distancia.
Setenta y cuatro días después la rendición, la derrota, la estafa , la inmoralidad del “Operativo Azul” al descubierto.
También al descubierto la mentira de los Medios.
También al descubierto el engaño de los Medios.
También al descubierto la falta de información y la complicidad de los Medios con los borrachos de locura genocida.
Porque la victoria no fue victoria ….como decían y confirmaban las noticias de los Medios.
Porque el desenlace fue la derrota y la muerte y el desamparo de los muchos soldados que murieron.
Distinto desenlace al desenlace anunciado por los Medios.

A 27 años de aquel tiempo en que los MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y MUCHOS PERIODISTAS LAMEBOTAS se enrolaban en esa ceremonia secreta y perversa de ocultar información de lo que estaba sucediendo
¿Nombrarlos?
No hace falta.
Son los de siempre.
Los mismos de aquel tiempo reciclados y más viejos.







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