lunes, 8 de noviembre de 2010

Laura Di Marco una periodista que discrimina



Está lloviendo y sobre el piso de mi casa colonial caen las hojitas del árbol que se ha llenado de flores y que inunda con su perfume no solo ese rincón tan particular de mi refugio en este mundo sino que además me produce la maravillosa sensación de saber que lo que disfruto es el resultado de mi propio esfuerzo, de mi trabajo y de mi convicción de que las mujeres ( sin interesar la clase social a la que pertenezcamos ni el nivel de educación alcanzado) por el solo hecho de ser mujeres somos capaces de hacerle frente a las contingencias de la vida.
Porque la vida a veces hay que vivirla no como uno la planificó sino como se presenta.
Y a veces se presenta con miles de escollos y con diversas responsabilidades y no por ello nos abatimos ni entramos en depresión.
Y para ello no ha sido necesario que me dedicara a investigar sobre el tema ni que escribiera sobre el mismo porque soy de las que creen que la solidaridad con el género me haría imposible tomar a las mujeres como simples conejillos destinados a confirmar o no las hipótesis o las tesis que sobre el tema se me plantean .
Porque realmente no se me plantean.
Y no porque carezca de espíritu investigativo sino porque respeto a la mujer , a todas no solo a las que elijo para estudiarlas y satisfacer mi ego .
Pobres, ricas, buenas, malas, prostitutas, homosexuales, heterosexuales, profesionales, habitantes de barrios residenciales, habitantes de las villas, cartoneras, maestras, jefas de gobierno, intelectuales, periodistas ….
Y podría seguir
Pero voy a parar en este punto ya que es mi intención contestar a un artículo publicado por la periodista Laura Di Marco que escribiendo para el diario La Nación se le ha ido la mano o la lengua o las apreciaciones que a mi entender realiza sobre nuestra Presidenta .
Una periodista que es conocida no por su profesión ni por haber estudiado en la UBA no se que carrera sino porque como escritora ha escrito un libro muy aburrido, muy sectario y muy particular sobre las mujeres de un determinado estatus social.
Hago referencia a”Las Jefas”en el que a lo largo del mismo intenta develar como es que las mujeres que han llegado a lo que ella denomina”cima” han podido hacerlo , de que están construídas, y que es lo que tienen de diferente para lograr imponerse en el mundo de los hombres.
Evidentemente su percepción del mundo en el que no logra incorporar lo masculino como complemento de lo femenino la lleva a discriminar a sus congéneres porque por lo que se decodifica no hace referencia su investigación a las mujeres cartoneras que llevando sus carritos hacen la Patria y sostienen el hogar llevando adelante una de las tareas más grandiosas que es el ámbito en el que crecen, se educan y forman las mujeres y hombres que han de ser luego los conductores de un País que intenta la inclusión, la diversidad, la justicia social y la igualdad de oportunidades.
Volviendo al tema:
Yo se que Cristina Fernández no necesita que nadie salga a defenderla porque siendo como es una mujer fuerte, digna y de carácter se las arregla y muy bien.
Y esto es lo que al parecer molesta a quienes en lugar de solidarizarse con ella como mujer se aprovechan de su viudez para ejercer lo que yo llamo acoso moral, hostigamiento, maltrato verbal, intimidación, amedrentamiento, agresión sistemática con el claro objetivo de consumirla emocionalmente.
Y a mi entender y parecer (llámese opinión) es lo que Laura Di Marco intenta hacer con el artículo que tiene como eje la viudez de nuestra Presidenta.
Laura Di Marco
Me interesaría informaras las fuentes que al parecer te dan tela para escribir lo que escribís.
¿Cuál es el nombre y apellido de la señora setentona (la que describís en tu artículo) y cuales son las características que te hacen incluir a la vieja en cuestión en la calidad de “antiperonista”.
¿Es que acaso tenés pre-conceptos y prejuicios sobre los habitantes de este País que por acompañar a la viuda del ex –presidente merecen que los tildés de gorilas?
¿O es que quienes te pagan el sueldo (es decir tus patrones, amos y señores que dirigen tu pluma) te ordenan agredir sistemáticamente y hostigar a una mujer que sufre una pérdida y que por ser la primera Magistrada no deja de ser mujer y de sufrir como cualquier mujer.
Perdió a su compañero.
Y perdió al padre de sus hijos.
¿A quien o a quienes escuchaste decir lo que decís que escuchaste ?

¿Qué que escuchaste?
No hace falta describir la cantidad de boludeces que tu pluma barata le dedicó al velorio y a la viuda y a quienes lloraron ante lo que sucedía en el seno de la familia de la presidenta.
¿Qué le ocurre a cierto periodismo que escribe sin citar las fuentes dando a entender a quienes los leemos que son unos infames mentirosos a sueldo capaces por unos mangos de ensuciar el honor de la persona más honorable?
¿No te da vergüenza que te reconozcan como un vulgar discriminadora que puede identificar el dolor producido por la muerte únicamente con las mujeres que pertenecemos a la clase media ?
¿Creés por casualidad que las mujeres que además de ser intelectuales y de pertenecer a una clase distinta a las de tantas compañeras sentimos distinto de lo que sienten tantas mujeres ?
¿Creés que únicamente las mujeres pobres pueden identificarse con el dolor de la mujer que gobierna?
¿Sos tan pero tan superficial que no te da la inventiva más que para que tu cerebro se desgaste pensando en excluir en tu artículo y en forma deliberada a las mujeres de los sectores populares a las que denigrás tachándolas de peronistas?
En “esas franjas sociales” (como despectivamente te referís a las mujeres del pueblo) al igual que en las franjas intelectuales y en las distintas franjas que al parecer diagrama tu mente gorila, las flores y el llanto y la desolación y la solidaridad ante la partida de un hombre que muy a tu pesar se fue hasta su última morada acompañado con el amor del pueblo fue la realidad de un País que se mostró sensible al dolor de una mujer que a través de su entereza intentaba tranquilizarnos como pueblo .
Había muerto un hombre político.
Había muerto su esposo.
Pero ahí, aferrada al féretro estaba la presidenta.
No es una nueva sensibilidad, tan solo es la sensibilidad popular, la sensibilidad de esa franja de población que venciendo las barreras de las clases sociales se unió en el dolor producido por la muerte.
De un ser humano.
De carne y huesos.
Un ex –presidente.
Y un marido
Y un padre.
Y un hijo
Y un hermano

Hasta la Victoria Siempre

AMÉN

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