lunes, 7 de febrero de 2011

Ahora los asesinos quieren ser Presidentes




Hoy caía una tenue lluvia sobre las calles de mi pueblo.
Y entonces sucedió que por el ventanal comenzó a filtrarse ese perfume particular de pasto mojado que aliándose a las hojas de los naranjos y los limoneros ofrecía ese perfume tan particular con que se impregna el aire de Adrogué cada vez que llueve.
Y tenía el televisor prendido y este me devolvía la imagen de un Eduardo Duhalde todo cagado al igual que una Graciela Camaño toda descompuesta por efectos del terror que se había apoderado de sus personas a la invitación de la anfitriona del almuerzo que compartían a salir a saludar a los curiosos y veraneantes que siempre saludan a los invitado de quien conduce el programa .
Se resistieron a salir a enfrentarse con el pueblo porque sabían que entre el público se encontraban compañeros que recordaban desde el silencio de las pancartas los nombres de Kosteki y Santillán.
Y vaya a saber por que, vaya a saber que mecanismos internos hicieron que se desataran recuerdos guardados en mi Memoria porque inexplicablemente el nombre de Eduardo Duhalde vino a enlazarse con el de Jorge Sobich y estos con el del maestro Carlos Fuentealba asesinado por el carnicero neuquino que fuera en su momento apoyado por el cagón de Duhalde que tenía al parecer ganas de esconderse en las bombachas de la anfitriona.
¿Se acuerdan de Carlos Fuentealba?
¿Se acuerdan que Sobich debió salir (según lo que publicitaron los medios) disfrazado de la casa de Gobierno porque tenía el mismo cagazo que hoy frente a las cámaras demostraron Duhalde y la violenta y golpedora Graciela Camaño.?
Vaya coincidencia.
Ambos tienen las manos manchadas con sangre y ambos quieren ocupar el sillón de Rivadavia.
Por ese motivo, porque los medios lameculos del poder corrupto que representan estos negreros y vendidos al mejor postor ya se han olvidado que nosotros no olvidamos, que tenemos MEMORIA y que mientras vivamos vamos a recordarles que llevan sobre sus conciencias las muertes de inocentes es que recurro a la repetición de los acontecimientos ocurridos con Sobich para que NUNCA MÁS hechos como los ocurridos vuelvan a sucederse.
Y que de seguro sucederán si alguno de estos infames llega al poder.

LA ESCUELA FUSILADA...

Se acercó despacio,preparó el arma y apuntó.
Firme el pulso, atenta la mirada...no podía fallar.
No falló
Le reventó la cabeza
Se dio por satisfecho cumplido el objetivo.
Fusilar al maestro...
A ese maestro elegido entre todos los maestros.
¿Por ser un militante?
¿Por ser un referente?
¿Por ser un ser amado entre todos los maestros?
¿Por ser un luchador?
¿Por ser muy conocido?
¿Por ser esposo y padre?
¿Matando a ese maestro mataban la protesta?
¿Matando a ese maestro mataban los reclamos?
¿Matar a ese maestro servía de escarmiento?
Cumplió la órden y fusiló al maestro
Fusilada la escuela .
Sangrando su cabeza la escuela se moría.
Se moría el maestro...se moría la escuela.


Y en la lenta agonía de los sobrevivientes de aquél fusilamiento se retuercen mis tripas al ver al asesino que en vil soberbia intenta discutir si es ley de convivencia el cortar los caminos olvidando el perverso que está la escuela muerta tirada en el camino.
Y otros tantos perversos que andan por la vida creyéndose los dueños de las verdades supremas denigran con palabras los cortes de las rutas.
Se olvidan los infames que somos argentinos y son nuestros caminos los caminos de todos .
Se olvidan los infames....
Las rutas son del pueblo y el pueblo somos todos.
Se olvidan los infames que hay sangre en nuestras venas, también somos humanos.
Se olvidan los infames que vallan nuestras rutas.
Las vallan con el hambre también con la pobreza.
Impiden la igualdad las vallas de estos viles.
Impiden la justicia .
Impiden el progreso.
Se olvidan los infames que existen los derechos, derechos que ellos vallan.
Le quitaron la vida un humano derecho el derecho a la vida.
Y ese vil asesino impidió con la muerte el camino a la vida.
Fusilado el maestro.
Fusilada la escuela.
En la ruta sangrienta se ha bloqueado el camino...
Es la escuela argentina la que está agonizando.
Se retuercen mis tripas al ver al asesino proclamando violencia.
Mientras muere la escuela.
Desangrada en la ruta.
Las balas asesinas.
La han herido de muerte.
La escuela fusilada.
Por órden de un asesino con nombre y apellido
JORGE SOBICH

Hasta la Victoria Siempre

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